miércoles, 15 de agosto de 2007

Inicio 2

Hace unos días vi una película sobre la vida de Beatrix Potter, una escritora de cuentos para chicos (que no tiene nada que ver con Harry Potter, aclaro por si hace falta para algún desorientado).
Casi al comienzo, la protagonista escribía algo así como que lo bueno de comenzar a escribir una historia es que nunca sabes a dónde te llevará. Me pareció un encantador contraste para el pánico de la hoja en blanco de la que hablábamos en los talleres literarios de los que participaba en mi adolescencia.
La frase quedó rondando en mi cabeza y me hizo replantearme algunos conceptos.
¿Qué más da comenzar con una idea y después cambiarla? ¿Qué importa comenzar sin ninguna idea si con el fluir de las palabras se puede encontrar un relato? Y qué importa si el relato es una historia atrapante, un chiste, una sátira o un bodrio si al menos sirve para aliviar el alma de su autor.
Iniciar. Con el motivo que sea, con las palabras que lleguen primero y dejar correr su propia sonoridad para llegar sólo a donde quieran llevarme. Sin pretensiones literarias. Sólo quiero volver a escribir por el placer de hacerlo.
Este es, al menos por ahora, el objetivo de este lugar para mí. Hacerlo acá me da la sensación de no estar tan sola ya que puedo recibir opiniones.