domingo, 23 de diciembre de 2007

Mandarinas

En el fondo de casa hay un árbol de mandarinas.
No es muy grande pero está bastante orgulloso de su fronda y no es para menos. Nuestros escasos conocimentos de jardinería nos llevaron a plantarlo en un rincón demasiado reparado y el pobre arbolito tuvo que arreglárselas para crecer a la sombra durante muchos inviernos. Tal vez creció de pura ilusión por tocar un rayo de sol con sus ramas o para escapar del perro.
Sean cual fueren sus razones se fortaleció y cada año nos regala más mandarinas.
Lo mejor es poder hacer budín de mandarinas enteras con la tranquilidad de no estar incorporando ningún químico raro.
¿Se les hizo agua la boca? A mí también. ¿Conseguiré mandarinas en algún lugar un domingo de lluvia?

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